Las orientaciones que siempre doy a los padres a la
hora de hacer las tareas escolares en casa han estado centradas, primero, en
crear hábitos, ya se tratara o no de un niño con necesidades educativas
especiales.
Empezaremos pues, por realizar las tareas escolares
en el mismo sitio y a la misma hora, graduando poco a poco el tiempo empleado y
el número de tareas a realizar. Se trata de establecer rutinas que luego se
convertirán en hábitos.
Sí, esto los sabemos todos; pero, ¿si es el propio
niño el que empieza por no entender por qué en casa tiene que hacer tareas
escolares?. No es raro que cuando hay dificultad en hacer una tarea
inmediatamente la motivación baje y es difícil que un niño de forma espontánea
acepte hacer cosas que le resultan penosas. Pero cuando son pequeños, además
les cuesta entender que el sitio de descanso: su casa, se convierta en una
extensión de su lugar de trabajo: la escuela. ¿Por qué tengo que hacer deberes
si yo ya he trabajado en el colegio? En casa juego, descanso, veo la tele,
estoy con mis padres y hermanos, disfruto…. Además ahora que vuelvo de
vacaciones en mi casa ya no puedo hacer todas estas cosas que he estado
haciendo hasta hace poco y tantos días: jugar, no estar pendiente del reloj. De
repente, todos dicen que se hace tarde para desayunar, cenar, acostarse,
bañarse…. Por medio de las rutinas, incluso en el orden de abordar cada
asignatura o tipo de tarea, podemos convencerles que en casa también vamos a
aprender cosas del colegio. Como apoyo para establecer una rutina recomiendo
los paneles de actividades por medio de dibujos que corresponden a actividades,
si se trata de niños pequeños no lectores aún. La norma escrita tiene un poder
muy potente en los niños. Es más difícil no hacer caso de una norma escrita que
una orden oral.
La graduación de los deberes dependerá de la
capacidad del niño, de sus funciones ejecutivas, y del grado de madurez. Como
niño con dislexia o con TDAH, hay que insistir en el colegio para adecuar el
número de tareas a realizar según la capacidad y motivación del niño. Estos
deberes y su graduación serán controlados por el profesor y con reuniones
periódicas se irán adecuando a tenor de los progresos del niño. Ni hay que
pretender que todos los niños de una clase hagan las mismas tareas, ni tampoco
que por norma los niños con n.e.e. hagan menos tareas siempre. Les sugiero que
más que quitar tareas, sea el profesor quien valore de los deberes aquellas
tareas imprescindibles (de un color, rojo por ejemplo), importantes (verde) y poco importantes
(amarillo). De esta forma, los padres podrán regular el esfuerzo de su hijo
según el criterio del profesor.
La importancia de los tiempos: para los niños con
dificultades el descanso, pequeño de unos cinco minutos, es imprescindible.
Cuando se enfrentan a una tarea, en lo único que piensan es cuándo se acaba.
Les horroriza ver lo largo que es un texto, una actividad. Así que propongo
parcelar las tareas, incluso si el profesor lo autoriza, partir una tarea larga
en varias cortas en páginas diferentes. El hecho de pasar la página les motiva
y les hace estar contentos con su trabajo. Es un reforzador natural.
Cuando sea necesario, si se demora mucho al realizar
una tarea simple hay muchos métodos y sistemas para mejorar:
-
Construir un reloj de arena con dos
botellines de agua y arena de plaza colada, haciendo el agujero más o menos
pequeño para regular el tiempo.
-
En internet hay relojes grandes de
cuenta atrás con alarmas que pueden servir al niño pequeño.
-
Los temporizadores de los móviles que
usamos hoy en día.
Siempre trabajando con reforzadores: un abrazo, una
felicitación pública (ante sus hermanos, familiares), una sonrisa o unas
palabras de aliento es lo mejor que podemos hacer por nuestro hijos. Adiós a
comentarios como: - ¿Qué lento eres?, ¿Todavía estás ahí?, ¿No vamos a acabar
hasta las diez de la noche!
Reconociendo sus pequeños logros haremos del
estudiante una persona con autoestima y con fortaleza.
Maite Casaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario