El
presente protocolo fue publicado en febrero de 2006, luego ésta no es una
entrada novedosa, la encontré hace tiempo en la asociación AVADIS. La razón de
insistir en este tema es que los padres me siguen preguntando qué pueden hacer si su hijo/a no acaba los exámenes,
tiene suspendida la ortografía, y parece que el tiempo no pasa cuando hace los
deberes. Es pues, necesario, recordar algunas cosas.
La finalidad de este protocolo es servir
como fuente tanto para padres como para profesionales. Se trata de una
propuesta general dirigida a las autoridades educativas y una base para la
actuación política.
Es realmente necesario y un derecho
fundamental del niño disléxico recibir una educación que esté adecuada a sus
necesidades educativas especiales, para ello, se debe de exigir a las
instituciones que corresponda, una legislación para este tipo de problema.
Legislación que hoy por hoy no existe en España, aunque si en otros países.
Debe de ser Ley, que cuando exista
alguna sospecha de dislexia u otros problemas de aprendizaje, se evalúe al niño
por un profesional médico, que se le hagan todo tipo de exploraciones como
exámenes auditivos, oftalmológicos, psicopedagógicos, neurológicos, etc.
Al existir la sospecha de dislexia por
parte del centro o por parte de los padres deberá estar avalada por la firma de
un profesional en alguna disciplina relacionada con la dislexia, psicopedagogo,
pediatra, neurólogo, logopeda, etc.
Cuando todo lo expuesto en el párrafo
anterior no se haya puesto en marcha, quizá debido a la impericia de algún
profesional, se debería interponer una denuncia pues se estaría produciendo un
error, una dejación y un perjuicio al niño. Quizá a través de la figura del
defensor del menor o judicialmente. El profesional que no atiende a estas
cuestiones necesita de una depuración de responsabilidades.
También deberá ser Ley que los
profesores que cuenten con algún niño disléxico en sus aulas, reciban
instrucción (Curso de Capacitación). Tristemente, la mayoría de profesores no
saben como actuar con niños disléxicos pese a su preparación docente. En este
punto, creemos que la difusión del problema de la dislexia se debe de acometer
en los medios públicos y los utilizados por especialistas, es decir, en la
orientada a: puesta al día,
ámbito sindical y cualquier otro medio, pues este problema también afecta a la
formación laboral del profesorado.
Será también Ley las exenciones que se
deban aplicar al niño disléxico, regulando de algún modo su currículo, que no
será igual al de un niño no disléxico en algunas áreas.
Jamás se excluirá de cualquier otro
programa por el hecho de estar en un programa individualizado, ni se le
discriminará por su condición.
Muchos padres pueden tener sentimientos
de culpabilidad respecto del problema de sus hijos, este sentimiento se debe de
desechar puesto que no corresponde a la realidad del problema, no somos
culpables de nada, y no ayuda al niño a superar y a asumir la dislexia.
Para los padres es de gran ayuda, y muy
conveniente, contactar con otros padres con los mismo problemas.
Debemos asumir que se trata de niños
normales y no de rarezas, son personas con todos sus derechos y obligaciones
por lo que no se intentará en ningún momento de bajar el nivel de exigencia
debido a la dislexia, se tratará principalmente de adecuar el proceso de
aprendizaje en el aula. Si a un ciego no se le hace leer un testo escrito en un
papel por su dificultad en ver, tampoco se le debe de exigir a un niño
disléxico. Sin embargo, a ambos si se les debe de proporcionar el vehículo
adecuado para que alcancen unos objetivos concretos en la educación.
Es muy importante que tanto el
niño como los padres asuman las dificultades derivadas de la dislexia y
conozcan este problema en todos sus aspectos. La mejor solución para la
dislexia es la información y el mayor de los problemas es la ignorancia por
parte de padres y profesores.
El niño se sentirá mejor si estamos
junto a él en lugar de estar encima de él. Muchos padres podemos ser en este
aspecto algo asfixiantes.
Aprender a organizarse es muy positivo,
se debe de inducir al menor a usar de un tablón de notas, de la agenda, de calendarios
y otros medios similares de organización. Muchos profesionales indican que el
uso de sistemas de archivo con colores, fichas, son muy eficaces en la
organización de asignaturas.
Por lo general la dislexia va acompañada
de otros problemas asociados como la discalculia, la disgrafía, la dislalia y
también de otros aspectos como la baja autoestima, dispersión, y carácter
disruptivo dado que no poseen los medios para expresar sus sentimientos.
No se conoce un tratamiento específico,
no hay una medicación o una intervención, la mejor actuación es la reeducación.
Cuanto antes se diagnostique, en educación primaria, hay que reeducar el
déficit de base. Si se diagnostica más tardíamente la reeducación es más
difícil y compleja pero hay que intentar acomodarse un poco a este déficit e
intentar minimizarlo al máximo. Tener en cuenta además que los niños y niñas
que padecen dislexia tienen otros trastornos asociados. Con mucha frecuencia
niños con dislexia tienen déficits de atención con o sin hiperactividad,
trastornos emocionales secundarios, etc. Los problemas de dislexia les
condicionan problemas emocionales desde el punto de vista de baja autoestima,
fracaso, baja tolerancia a la frustración, etc. que influyen en el niño, en su
familia.[1]
Para el plan de actuaciones en la
dislexia nos ceñimos a la organización actual de la enseñanza, es decir,
preescolar, primaria, segundaria y enseñanza no obligatoria.
PREESCOLAR.
Es fundamental un diagnóstico lo más
precoz posible para comenzar a tratar el problema de la dislexia[2] para lo que aconsejamos que a la
mínima duda o retraso en las actividades normales del niño, se aplique por
parte del gabinete psicopedagógico del colegio, una batería de test que nos
ayudará a fijar el problema de la dislexia y con esto poder actuar.
Es muy importante la puesta en marcha de
medidas tempranas de adaptación curricular y apoyo para los casos de dislexia o
“inmadurez”.[3]
Algunos autores hablan de predislexias.
La dislexia al ser un trastorno en el que intervienen la lectura y la escritura
se detecta en el momento en que se aprecian dificultades en el uso de estas
herramientas. No obstante, una serie de pistas nos indican que el niño puede
sufrir una dislexia. Por ejemplo, muchos de ellos tienen un cierto retardo del
lenguaje, lo han adquirido un poco más tarde, no emiten frases hasta los dos
años y medio. Tienen problemas con los sonidos de las palabras que son
similares, las confunden con mucha facilidad. Tienen dificultad para el
lenguaje expresivo, también pueden manifestar dificultades de denominación,
para aprender y sobretodo para asociar sonidos y letras, dificultades en la
decodificación de las palabras,
En el momento en que se inician en el
lenguaje, estos niños con dislexia tienen dificultades para el aprendizaje de
la lectura, tienen particular dificultad en la lectura de palabras sin sentido,
la lectura es lenta, el deletreo es muy pobre y la lectura oral es muy
incorrecta, poco natural y la comprensión es bajísima. Sin embargo, la
comprensión que tienen estos niños en general es superior a la habilidad en la
decodificación y existe en estos niños un desnivel importante respecto a sus
compañeros solamente en el área de lecto-escritura, porque en otras áreas el
rendimiento es absolutamente normal.
a) En el momento en que exista un historial
familiar.
b) Retraso en el aprender a hablar.
c) Confusión en pronunciación de palabras
semejantes.
d) Falta de habilidad para recordar nombres
de series de cosas. (colores, días de la semana, dedos de la mano…)
e) Confusión en el vocabulario que tiene
que ver con la orientación espacial.
f) Alternancia de días buenos y malos en el trabajo preescolar sin
razón aparente.
g) Aptitud para la construcción y los
objetos técnicos. Es decir, una mayor habilidad manual que lingüística.
h) Dificultad para aprender las rimas
típicas del preescolar.
i) Dificultades con las palabras rimadas
j) Dificultades con las secuencias.
Un retraso de varios años en el
diagnóstico y tratamiento de la dislexia puede representar un verdadero
problema para el niño.
PRIMARIA.
En el aula se deberán de poner en marcha
todos aquellos mecanismos que la administración tiene previstos para estos
casos[4].
Esto en muchas ocasiones es una realidad a medias pues muchos de los casos son
ignorados u ocultados por creer que se trata de retrasos en la madurez del
niño. En este punto muchos profesionales no están preparados ni capacitados
para ver que los problemas del niño son debidos a la dislexia y no a otros
factores como el carácter del niño, la falta de presencia paterna o materna en
el núcleo familiar, u otras cuestiones externas. También, la falta de medios y
la mala preparación de los profesionales viene a agravar el problema en la
adopción de soluciones.
Cuanto más tarde se actúe con el niño
disléxico mayor será el problema y más las dificultades que tendremos para
mejorar su nivel académico y personal, pues en la dislexia no solamente tenemos
problemas de lectura y escritura, también problemas de autoestima, de relación
con los demás, etc. etc.
Para el desarrollo del niño disléxico es
aconsejable una educación lo más personalizada posible. Para este caso, se debe
de hacer uso del profesor de apoyo de Educación Especial que deberá actuar
dentro del aula y no fuera, acompañando al niño en su tarea escolar. Por lo
general estos niños suelen ser lentos en la realización de sus trabajos sin
embargo la exigencia de tiempo es la misma que para niños no disléxicos.
Igualmente se deberá trabajar la
autoestima para que ellos no se sientan inferiores a los demás niños. El niño
disléxico suele tener un coeficiente de inteligencia bastante alto cuestión que
por lo general es desaprovechada por el profesional. También disponen de una
sensibilidad distinta, debido a que su visión del mundo es otra, y este
conocimiento se suele desaprovechar o infravalorar.
El profesor del aula deberá tener en
cuenta que los niños con dislexia aprenden por la vista y el oído por lo que
deberá esforzarse en dar una buena explicación y utilizar herramientas
audiovisuales, esquemas, etc.
Creemos que estos niños deben de asistir
obligatoriamente a las clases de castellano, valenciano y lengua extranjera.
Harán todos los trabajos pero serán asignaturas no evaluables tanto en primaria
como en secundaria y bachillerato.
Los exámenes pueden se orales. En los
exámenes escritos no se tendrá en cuenta las faltas de ortografía, en ningún
área durante las diferentes etapas, incluyendo la enseñanza no obligatoria. La
forma de redactar tampoco será tenida en cuenta, sólo se considerará lo que el
alumno exponga ya que suelen hacer frases excesivamente largas y sin signos de
puntuación.
En la medida de lo posible se deberá
ayudar al niño en los deberes, muchos padres no están preparados para hacer
esta actividad o no disponen de tiempo para acompañar al menor en esta tarea,
por lo que se deberá hacer en un centro con la ayuda de un profesional. Esto es
importante por el hecho de que el niño no se enfrente sólo al problema de leer
y escribir, cuestión que para un niño disléxico puede ser origen de angustia.
La repetición de curso es una buena
herramienta que dota al niño que no padece dislexia, de tiempo para madurar o
para afianzar sus conocimientos. Para el niño disléxico no es una herramienta
válida. Por mucho que repitamos cursos, los problemas de la dislexia siguen
presentes y puede ser contraproducente la repetición, dado que se enfrentan por
segunda vez a temarios, profesores, problemas, no van a aprender más de lo
aprendido.
El niño disléxico necesita una educación
personalizada, adaptando cualquier aspecto de la educación a sus necesidades
como disléxico. Se le aplicará un programa de lectura, bien en el centro
escolar o de formas externa a este pero siempre sujeto a la gratuidad de la
educación, existiendo una estrecha relación entre Centro escolar o tutor y
gabinete psicopedagógico.
Se le aplicarán métodos personalizados
en las áreas de dificultad u otras áreas si fuese necesario, y los padres deben
de ser informados de cualquier aspecto en esta educación personalizada.
La instrucción recibida por parte del
niño disléxico estará orientada también a desarrollar técnicas que minimicen el
problema de la dislexia en otros ámbitos no académicos.
Dada las dificultades de los niños
disléxicos y la atención por parte de los profesores, en el aula la plaza de un
niño disléxico deberá valer por dos, como en el caso de niños con alguna
discapacidad.
A) Puesta en marcha de medidas tempranas de
adaptación curricular.
B) Presencia del Profesor de Apoyo dentro
del aula.
C) Sistema audiovisual de aprendizaje.
D) Exención de las asignaturas de lenguaje.
a. Castellano.
b. Valenciano.
c. Lengua extranjera.
E) Exámenes orales o alternancia de
exámenes escritos y orales.
F) No tener en cuenta las faltas de
ortografía y gramática en ningún área.
G) Ayuda en las tareas escolares.
H) Dotarles de tiempo extra para realizar
sus tareas y exámenes.
I) Potenciar el uso de herramientas que faciliten la resolución de
problemas, como calculadora, ordenador, etc.
J) El profesor debe de estar seguro de que el niño ha entendido lo
explicado ya que por miedo a la burla los niños disléxicos se sienten inseguros
y preocupados por las reacciones del profesor.
K) Se evitará las repeticiones innecesarias
de curso.
L) Se aplicarán métodos y técnicas de
lectura adaptadas a las necesidades del niño.
M) Valoración de la plaza escolar por dos.
Muchos autores aconsejan que el niño destaque en alguna otra
actividad, ya sea deporte, música, dibujo, etc., mostrándole que puede tener
éxito en otra faceta de su vida. Es muy positivo elogiar sus fortalezas e insistir en sus
habilidades particulares. El niño necesita,
como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina y
libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dislexia.
Para los padres es de gran ayuda, y muy
conveniente, contactar con otros padres con los mismo problemas.
SECUNDARIA.
En este período se deberán seguir las
mismas pautas que en el de primaria pero orientados a los objetivos de este
ciclo de secundaria.
Será muy importante la relación con los
demás por lo que se atenderá a la diversidad real del aula. Esto no debe de quedar
en meras palabras. El niño disléxico debe de adquirir desde su dislexia, una
educación social sólida.
En muchos casos y, si se ha llevado
correctamente el primer ciclo, el
niño disléxico quizá pueda prescindir de alguno de los puntos anteriores pero
en todo caso será el psicopedagogo quien deba de determinar esto.
Es preciso que el menor pueda exigir sin
ningún tipo de problema al estar esto reglado, regulado, el cambio del tipo de
letra en un examen, o que éste sea oral o que las respuestas sean dictadas a
una tercera persona. Puede exigir la no valoración de las faltas de ortografía
o la mala letra en algún tipo de examen.
La dislexia, en ocasiones, va asociada a
otros problemas:
Déficit
de Atención: Es la inhabilidad para mantener la atención en lo que se está
haciendo.Discalculia o Acalculia: La dificultad o la inhabilidad para usar los números y trabajar con las matemáticas.
Disgrafia o Agrafia: La dificultad o la inhabilidad para escribir.
Dismapia: La dificultad para leer los mapas y encontrar lugares. Está relacionado con la confusión de los puntos cardinales, así como con la orientación espacial.
Hiperactividad: Falta de atención acompañado de movimiento físico excesivo.
Dispraxia: Dificultades en la coordinación, torpeza o inhabilidad para subir escaleras, brincar, balancearse, caminar en una línea recta, abrocharse los cordones de los zapatos, coger o echar pelotas.
Estos problemas no
siempre están presentes en el niño disléxico. Cada caso de dislexia es distinto
de otro y no siempre se presentan estos problemas asociados ni todos al mismo
tiempo
ENSEÑANZA NO OBLIGATORIA
Es importante en esta etapa de la
educación preparar con tiempo al alumno y a los profesores para que no existan
problemas educativos. Se debe de requerir un plan individual de educación.
Se deberá aportar la documentación
necesaria que demuestre que el alumno es disléxico, como diagnósticos, informes
psicopedagógicos, etc.
Será necesaria la modificación
curricular del área de las lenguas y la exención de la lengua extranjera.
La ortografía del disléxico, no será
valorada con los estándards habituales
La exención obliga al alumno a asistir a
clase pero no será calificado y no afectará a su nota media, cuestión que es
importante para la posterior entrada a la
Universidad.
En el selectivo y el paso a la
universidad, el niño
disléxico debe de hacer valer su condición de disléxico y pedir las
adaptaciones que crea necesarias para una correcta evaluación. Todo esto hoy
por hoy se deberá de negociar individualmente pero esperemos que con el tiempo
esté reglado de alguna forma.
ASOCIACION A V A D I S
Queremos agradecer la inestimable
colaboración de:
D. Vicente Oltrá Abarca.
Gabinete Psicopedagógico CESSEM.
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